Aprendí a Soñar

Aprendí a soñar con un mundo lleno de amigos y este sueño se da cada día más fuerte, aprendí a entender que estos se pueden contar con los dedos de las manos si edifican juntos, y con los dedos de los píes cuando caminan juntos.

Aprendí que la amistad es una palabra tan corta y tan profunda, hermana fiel de la confianza y sinónimo de lealtad, siempre y cuando el camino sea correcto.

Aprendí que los amigos son la familia que podemos darnos el placer de escoger, y que tenemos algo de cada uno de ellos, inclusive más de lo que nosotros pensamos.
Aprendí que amigos son los que te escuchan cuando callas, los que te hacen sonreír cuando lloras, los que te hablan cuando no quieres escuchar, los que te edifican cuando te destruyes y los que sueñan cuando te conformas.
Aprendí que estos son más grandes de lo que piensas, y que su grandeza se irradia en metas, aprendí que toda persona con una meta en común es un amigo.
Aprendí a hacer amigos y que esto es un magia, un talento que todos debemos de saber, pues en ellos siempre existirá el reflejo de un alma que nunca te dejará renunciar.
Ahora quiero hablar desde una manera más personal, más sublime y más pura, para ser exacto de mis amigos, que sin nombrarlos o describirlos de manera singular se identificarán.
Aprendí que no siempre un amigo es un líder preparado, que estos también vienen aptos y listos para enseñar y dejarse enseñar. Que entre amigos es que uno se edifica y que uno debe edificar a sus amigos.
Aprendí que debemos cultivar en ellos ingredientes primordiales, confianza, información, cultura, historias, locura, sueños y sobre todo una visión mundial.
Pues cuando existe una visión en común estos serán para siempre y por siempre amigos.
Que no importa de dónde seas ni a dónde vas, el mundo es ancho y ajeno para el que no tiene amigos, y un pañuelo para el que sabe hacer amigos. Que estos siempre están juntos así uno este en la Patagonia y otro en Ottawa.
Pues la amistad no entiende de fronteras, religiones o idiomas, razas, colores o sabores, ya que esta nace en el alma y no en el cuerpo.
Aprendí que mis amigos siempre están cuando los necesito, y mucho más cuando creo ya no necesitarlos. Que sin importar que algunos sean vendedores, marinos, estudiantes, mecánicos, bibliotecarios, dentistas, traductores, o sencillamente locos.
Todos ellos tienen algo en común que es capaz de unir a gente tan distinta y diferente a la vez, tan única, y eso es la amistad, cuando esta existe un sueño se hace un ideal, convirtiendo lo inexistente en existente, lo ilógico en lógico y lo imposible en posible.
Ahora sé que tengo más amigos de los que pienso, y pienso y veo a más amigos de los que en manos he contado. Y que contaré mas con los pies, pues un hombre que mucho camina mucho comparte, y todo aquel que te ayuda a crecer en tu andar y se une a tu caminar, es un amigo.
Amigos en Buenos Aires, Estambul, Sídney, Madrid, Barcelona, París, Distrito Federal, Ottawa, Hawái, Tokio, Ayacucho, Tacna, Tumbes, Trujillo, Valparaíso, Corrientes, Torreón, Roma. Amigos cristianos, mormones, católicos, agnósticos, chinos, alto, y pequeños, bilingües, y de idiomas nativos. Amigos de lectura, de conferencias, de negocios, de libertad, de activismo, política, educación, y de visión.
Aprendí que las distancias fortalecen cuando la amistad es real y pura, y que la cercanía reescribe y escribe cada día, creando y recreando una amistad.
Aprendí que en mis amigos siempre viviré, y que ellos en mi vivirán por siempre. Que ganar amigos es trascender, y que es la trascendencia lo que te hace inmune a la muerte. Pues el que sabe cuidar amigos, sabrá vivir por siempre en la mente de gentes que inclusive nunca conocerá.
Gracias por todo y a todos mis amigos, del mundo, amigos de carrera, de sueños en común, de ideales, amigos del 5%, amigos, amigos de siempre y a mis amigos por siempre.
Aprendí que ustedes son los que hacen grande y valiosa mi vida, porque son ustedes la grandeza que edifica una visión, reconforta un alma y hace soñar a un corazón que solo buscar seguir soñando y hacer cada día, más amigos.
Sueña, Construye y Vive.
Diego Arias Zapata