Es raro hablar de amor en este
día, tal vez será algo tonto, pero creo que sería más tonto no hacerlo. Pues en
ese tipo de silencios que se reprime el alma, muere la vida y nace la discordia
de entre lo que se dice y lo que se calla, entre lo que se piensa y lo que se
siente.
Hoy vi una pedida de mano y fui
parte de ella sin quererlo, tararie una canción de rosa, comí un chocolate
blanco, escuche una guitarra acústica, tirite de frio, llore de risa y me acorde de ti.
De esa amiga eterna, mi dulce
compañera, de ese ser que como en aguacero me impulsa en el día, me inspira en
la vida y me arropa en cada verso escrito.
Esa persona que aun no tiene
rostro, pero ya tiene alma, esa persona que aun no tiene olor pero ya tiene
esencia, esa persona que no tiene pasado pero tendrá futuro.
Esa persona que me vuelve loco en
pensar cuando llegará, y por donde debo buscarla, por dónde empezar y por donde
terminar. Porque parte de la vida correr y en que parte caminar para verla y
estar atento si tropiezo con ella.
Algunos pensarán que estoy loco
si hablo de literalidades, o muy misterioso si aún te oculto, pero es la duda
quien me aguarda y el misterio de unas
mágicas frases en las que me escondo hablando de ti y que te hablo
escondiéndote en mí.
Es eso la poesía algo
irrazonable, o algo misterioso, es lo imposible para el cuerdo y lo cierto para
el loco, lo efímero para el final y lo preciso para el principio.
Es la pintura y el pintor, es el
cantante y la canción, es la perfección de lo tallado en piedra por el
escultor, las espinas de la rosa en el tallo y el poema del autor.
Todo eso es la poesía cuando
habla de ti, de ti y de mí, de un tu y yo lejano, de un tu y yo incierto, o tal
vez sea cierto que estoy menos cuerdo de lo normal, pero si para seguir dibujándote y pensándote, esa sea mi
condena. Pues la acepto sin recriminaciones ni quejas.
Te esperaré porque sé que me
estas buscando, te buscaré porque sé que me estas esperando, te soñaré
porque sé que me piensas despierta,
despertaré porque sé que me esperas dormida, y debo levantarte con una sonrisa,
una caricia o un beso.
Y es por eso que te dejo dormir,
porque así sueñas, y es por eso que te dejo soñar porque sé que así vives, o
vivimos, porque somos el blanco y el negro, el anverso y reverso de una misma
figura, de una misma cara, de un misma sombra, de un mismo rostro, así aún tu y
yo no lo pensemos, ni lo hallemos, pero sé que nos encontraremos.
Pues este amor
y esta búsqueda o esta espera en sus momentos es cansada, pero sé que
sientes lo mismo, que también caes y también lloras, que también el desvarío de
buscar a alguien que aun no tiene rostro, voz ni paso, te hunde y te hace
sucumbir en la tormenta de la poca esperanza viva. Ese torbellino guerrillero
que se esconde en las heridas y las carcome haciéndolas vivas, esa que es capaz
de disfrazar el alma de negación y convertirla en desaliento y rendición.
Pero solo la añoranza, o el
idealismo de quijote es que me mantiene fuerte, me mantiene en pie, pues se que
si yo me pierdo te perderé, que si yo me caigo te caerás, y sobre todo que si
yo me rindo te rendirás.
Pero es una corta luz para mi
alma que me mantiene listo y hábil, que me mantiene despierto, que me mantiene
soñando, que me mantiene vivo.
Sé que sin importar que aun no tengas paso, olor, ni rostro, tu estas
esperándome y yo te seguiré buscando, porque tú me estas encontrando y yo te estoy
esperando, porque yo te estoy pensando, porque yo te estoy soñando.
Porque sé que en una mañana
hermosa, o una tarde perfecta o una noche de lluvia, con música o sin ella, con gritos o en
silencio, con palabras o con señas, pero el día que te encuentre y que tu
rostro tome forma será perfecto.
Solo por el simple hecho que
llegaste, por el mágico y ya sentido beso, que te daré al saludarte para apenas y comenzar a escribir una
historia contigo y para ti.
Una historia donde tendrás
rostro, olor, esencia, y paso, una historia que desde entonces tendrá pasado y
vivirá con un futuro eterno, y hará cada instante eterno.
Y desde ese ahora ya tendrás
rostro para mí, y yo para ti, ya tendrás aroma y yo aliento, ya tendrá camino y
paso. Porque desde ese ahora, podré
decir que finalmente te encontré y me esperaste, me buscaste y te espere, te espere y me
encontraste, me esperaste y te busqué.
Diego Arias Zapata