Una Carta en vez de Un Ensayo

Luchar contra una hoja en blanco y una mente cargada de mil y un ideas siempre se me hace complicado. Esa extraña sensación que hace siempre diferentes este tipo de escritos a los que continuamente hago. Pero ¿Por qué? Porque en esta ocasión no se trata de escribir sobre una mujer invisible, un poema lirico, o una historia que quiere carcomer parte de mi vida.

En esta ocasión se trata de una mujer con rostro y voz, con una sonrisa que no solo enamora si no también envuelve, con una mirada que llena de paz y ternura. Esta vez se trata de escribir de una dama, una niña, o para ser exactos una persona única. Que en poco o mucho tiempo se ha ganado un espacio dentro de mí, sin notarlo o sin saberlo, pero lográndolo y eso es lo que importa.

Una personita que en solo unas cuantas horas de noches frías, hizo con su presencia que este no se notará o sea una excusa para poder abrazarla, o mimarla. Que sea una excusa que poco a poco fue tomando más naturalidad y a la vez más ternura.

Aquella que conocí tal vez sin inclusive quererlo o saberlo, aquella que poco a poco sin importar tiempos se convirtió en vertiente eterna, en locura pródiga, en sonrisas y también en melancolía efímera.

Es tal vez poco el tiempo que parezca conocerte, pero si cualquier persona tendría que esperar meses o inclusive años, para conocer a alguna otra. Estoy seguro que la vida entera nunca sería suficiente para ello.
Sé que si se trata de conocer tu universo, apenas voy por la luna y una que otra estrella. Pero es terminando la luna y ese poco de campo que hace que quiera conocer más de tu universo. Más de ti, de tu alma, de lo que amas y de lo que temes, de lo que extrañas y de lo que olvidas.

Aún lamento el haberte hablado esa noche fría de manera que enfrío mas el momento, por ello aprovecho esta instancia para disculparme, pero sobre todo no intentar borrar el pasado pero si por lo menos reescribir un mejor futuro.

Un futuro donde quiero recalcarte que siempre estaré para ti, para envolverte en mis locuras, para enamorarme de las tuyas, para soñar, para despertar juntos a la realidad. Para reír y si sucede también para llorar juntos.

Nunca olvides que el amor  siempre es lo último que queda, que sin importar el calor del desierto o el hielo del invierno siempre habrá algún motivo nuevo para soñar, y si se trata de sonreír solo recordar tu contagiosa sonrisa, es suficiente para yo poder hacerlo.

Hoy mientras escribo esto no se en donde estarás, pero lo único que sé es que mi mente no lo sabrá pero mi alma si te extraña, aunque detrás de esa coraza dura que aparento, hay una persona que se tirita y estremece cuando te ve.

No sé qué es lo que se venga por delante y que tanto tiempo estarás en mi vida, lo único que sé es que estas y eso es lo que por ahora me interesa y preocupa no perder. Aún recuerdo esa vez que me hablaron de ti.

Desde entonces noté,  que llegaste sin nunca haberte ido, que hace mucho que no escuchaba tu nombre pero nunca lo he olvidado, que no recordaba tu voz y cuando la oí  la sentí tan familiar como si fuese de siempre.
Es mucho lo que me gustaría escribirte, o por lo menos contarte pero entre la magia de la vida y de la escritura prefiero la de la vida, pues en ella y por ella es que escribo. Así como por ti es que hoy decidí tomar esta hoja y recordarte o mejor dicho hablarte.

Sé que sin importar nada esta no será la última vez que  te hable de esta manera, y creo que tampoco ha sido la primera. Lo que sí sé es que aun recuerdo el brillo dulce de tus ojos cuando una noche conversábamos de amor y de las medias naranjas. Y  tú me dijiste que era otra fruta de nombre extraño que ahora no recuerdo.

Algo que me pareció gracioso, pero a la vez mágico porque es verdad tú no eres una más del montón eres un fruto diferente, pues eres tan usual y a la vez tan diferente, tan única.

No haré nunca juramentos que no cumpliré, ni promesa que quedarán rotas con el tiempo. No te hablaré de bajarte la luna con tal de verte sonreír, pues es en la mentira que nace la discordia y desconfianza, y es en la confianza que se crece y se nutren dos almas.
Sin embargo si me comprometo en cuidarte cada vez que pueda o lo permitas, cada vez que sea necesario, y alejarme si en algún momento llega a ser necesario. Espero que ese momento nunca llegue, pero si es así, así será. 

Promesas cualquier cuerdo las hace, pero no cualquier loco las cumple, prometo ser un loco y cumplirlas. Apoyo incondicional, locura, sonrisas y no rutinas. Si me lo permites sacarte de tu vida ajetreada de vez en cuando y tú me liberes de mi mente acelerada unas horas por día, de vez en día, o en nuestro caso de vez en noche.

No escribí poemas de rimas o cosas más sublimes, porque quise que esto sea más una carta que describa lo que de manera lisonjera ciento contigo, o por ti.

Que esta carta sea propia, sea tuya, y en ella sientas que se habla de ti, de tu dejo raro que tanto me encanta, de tus cabellos largos y tu piel canela, de tu sonrisa de niña inocente y tus ojos curiosos y malvados, a su anchura.

Quería que sientas que en estas letras estás tú y mi loca obsesión por tu buddy y claro también de tu diario, no pienses que he olvidado mi locura de querer leerlos, y sabes que lo cumpliré.
Que sientas que está tu esencia aquí, porque así es, pues Cervantes dibujo en su mente y creo a Dulcinea para el Quijote. Napoleón, Napoleón conquisto media Europa por amor a su Josefina y yo hoy te escribo para que sepas que desde que un poeta, un soldado o un loco soñador te mencionan, te vuelves inmortal, pues ahora tú ya lo eres.

Hay muchos pasos por dar, muchas historias que escuchar y muchas rabietas, golpes, cargadas y muecas que aguantar, mientras estás pasen  yo seguiré pensándote y escribiéndote.
Eso lo prometo, pues así lo niegue o en algún momento me moleste contigo, mi mente siempre buscará inclusive tal vez borrarte mientras mi alma buscará siempre escribirte.

Sin importar lo que pase, o que es lo que pase mañana, lo escrito aquí es  parte de lo que siento, y de lo que en palabras tal vez me quedaría corto para decirles o leerla.

Se despide el chinchoso, el molestoso, el curioso, el egocéntrico, el engreído. Bueno ya sabes que soy yo, pues quien mejor que yo lógicamente. El que te quiere  ya más de lo que te imaginas y estará siempre dispuesto en secarte el llano o sacarte una sonrisa, si fuese así necesario. 


Diego Arias Zapata