Hoy mientras escribo esto más que nunca pienso en ti, en esos ojos marrones claros de los que me enamoré, en esa sonrisa risueña, tierna y dulce. En esa mirada pérdida, distraída o cohibida, la misma que mira poco pero habla tanto. La misma que hizo de mis noches un amparo y de mis días una luz sin recelos ni reparos.
No puedo escribir tu nombre porque aún no si estás aquí para volverte a ir. Ahora sé, que esa despedida que nunca nos pudimos dar, fue porque el final de nuestra historia aun no había llegado, porque aún no ha llegado.
Porque tu estas en mi, porque yo estoy en ti, esa es nuestra condena y privilegio, con el que aprenderé a despertar, con el que aprenderé a soñar.
No puedo escribir tu nombre porque aún no si estás aquí para volverte a ir. Ahora sé, que esa despedida que nunca nos pudimos dar, fue porque el final de nuestra historia aun no había llegado, porque aún no ha llegado.
Porque tu estas en mi, porque yo estoy en ti, esa es nuestra condena y privilegio, con el que aprenderé a despertar, con el que aprenderé a soñar.
El Diario de Un Poeta.